Los problemas parecen perseguir a Piti Álvarez, quien después de un largo tiempo siendo el foco de noticia poco alegres, volvió a ganarse los titulares por lo musical: el (nuevo) regreso de Viejas Locas.
Luego de aquel accidentado show en Liniers, el 14/09/2009, donde la barra brava de Vélez se enfrentó con fans de la banda, y de otro puñado de recitales, el músico decidió revivir su proyecto stone, aunque sin los demás integrantes originales, con un recital en Argentinos del Norte (San Miguel de Tucumán).
Pero las cosas no salieron tal cual lo esperado (o sí). Se anunció el recital de Viejas Locas en la capital tucumana, se vendieron las entradas a $700, se abrieron las puertas del estadio el día indicado a las 18 horas, pero la organización se no percató de que el escenario no estaba habilitado para este tipo de espectáculos ni que Pity llegaría al lugar pasadas las 5 de la mañana del domingo. Una locura.
Locura que se trasladó al público: luego de interminables horas de espera por ver a Viejas Locas, un grupo de personas ocasionó el incendio de una torre de control y, finalmente, el recital se suspendió. Sin haberse escuchado un solo acorde.
Ante esta situación, Pity subió al escenario para intentar dar una explicación a lo que pasaba, pero ya era demasiado tarde para calmar las ansias de destruccion. Esta vez ni siquiera el cantante y guitarrista se salvó: sus fans le arrojaron de todo, a pesar de que antes de volar en un avión privado desde Buenos Aires hasta Tucumán había enviado un mensaje filmado avisando que había tenido un problema grave pero que iba a llegar atrasado.
El triste descenlce no hace más que demostrar la falta de respeto y el nivel de intolerancia reinante en nuestra sociedad. La solución no era incendiar equipos ni linchar al artista por su falta de compromiso.
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