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“Estamos casi quemados” Hace 30 años el micro de gira de Spinetta se incendió en Marcos Juárez. Se perdieron muchos instrumentos. Los bomberos eran fans del Flaco.

Sabrán disculpar la breve autorreferencia pero es que yo estuve ahí.

En junio de 1988 todas mis mañanas eran iguales. Tenía 14 años, iba al colegio de 7:30 a 12:15 y vivía en Marcos Juárez, una localidad atravesada por la Ruta 9, más o menos a mitad de camino entre Córdoba y Rosario. Justo donde se detuvo el ómnibus que llevaba a Spinetta y su banda porque algo empezaba a oler mal. Minutos después, el colectivo estaba en llamas; con los músicos y colaboradores afuera del bus, pero con todo lo demás adentro. Caprichos del destino: al fuego lo apagaron un grupo de bomberos voluntarios que además eran músicos y fans de Spinetta.

A los 14 años, en Marcos Juárez, todas las mañanas son iguales. Salvo que hayas vivido la del viernes 9 de junio de 1988, el día que Spinetta vivió una pesadilla en tu pueblo.

Treinta años más tarde, miren:

Guillermo Arróm (guitarrista): Salimos a la noche para Córdoba. Paramos la grabación de Téster de violencia en Del Cielito para hacer este show en Córdoba. Yo llevé una guitarra Gretsch Country Club y mi Ibanez Roadstar II color roja.

Gustavo Gauvry (dueño del estudio Del Cielito): La mayor parte de la grabación de Téster la hizo Mariano López. Yo ni iba al estudio cuando no estaba involucrado personalmente en un disco. Solamente grabé unas cosas al final e hice la mezcla. No tengo nada para aportar en esta historia. Para mí el accidente había ocurrido antes de la grabación de Téster.

Spinetta: Se va a llamar Téster de violencia. El título surgió de mi amistad con Fito. Llegué a la conclusión de que en mayor o menor medida, todos somos un téster de violencia. [Nota: evidente referencia al asesinato de las abuelas de Fito, en noviembre de 1986.] Somos el territorio sobre el cual se pone en manifiesto la violencia, y a la vez somos el medidor de esa violencia.

Según su ficha técnica, Téster de violencia se grabó entre abril y mayo de 1988. No solamente los recuerdos de Gauvry y Arróm no coinciden. Eduardo Berti, por su parte, en su libro sobre Spinetta ubica en una zona temporal difusa el incendio. Algo es seguro: Spinetta atravesaba un período de episodios desafortunados.

Eduardo Berti: Primero no pudo completar su mini-estudio hogareño por problemas económicos; luego, se incendió un micro donde viajaba con sus músicos y las llamas malograron todos los equipos e instrumentos, por lo que debió interrumpir por un buen tiempo sus presentaciones en vivo.

Gustavo Gauvry: Luis estaba en una mala racha. Le habían robado el dinero que DBN le había dado de adelanto y no podía grabar para cumplir con ellos. Nosotros habíamos tenido un distanciamiento después de Mondo di cromo y no nos vimos durante un tiempo. Cuando meenteré de sus problemas me acerqué para ofrecerle ayuda. Así fue como terminó grabando Téster y dos discos más que hicimos en coproducción [Don Lucero y Exactas].

Machi Rufino (bajista): Era pleno invierno, un frío de locos y el sistema de calefacción era un caño que circulaba por todo el micro llevando, creo yo, agua caliente. Eso se calentaba con un hornillo con fuego, ubicado en el buche de las valijas.

Mono Fontana (tecladista): Había como un olor a gasoil o algo… Estaban todos dormidos, se estaba haciendo de día y le dije al tipo que manejaba: “Che, hay un olor que me están ardiendo los ojos, ¿no te podés fijar?”.

Machi Rufino: Fuimos con un micro que no estaba en condiciones, era una desgracia. Ya cuando subimos se sentía un olor a gasoil muy fuerte. Vale la pena decirlo: a veces los mánagers con tal de hacer una diferencia a favor de su bolsillo no les importa si te ponen en un micro que está a punto de prenderse fuego, o que se la rompa la dirección, o que no tenga frenos. Siempre cortan el hilo por donde ellos creen que es más flojo.

Aníbal La Vieja Barrios (histórico asistente de Spinetta): Eran como las seis de la mañana. Yo no me duermo en los viajes, ni en avión, ni en micro, ni en auto. Mucho frío, en el medio de la nada y se sentía olor a humo. Le voy a decir al chofer “Che, hay humo”. Y me dice: “No pasa nada, es la caldera. Ahora voy a apagar”. Me acuerdo que le pregunté cómo era el sistema de la calefacción. Me dijo: “Tiene un tanquecito con gasoil, hay que prenderlo”. Ah, OK.

Guillermo Arróm: No era un micro de gira. Le habían quitado todos los asientos excepto las seis primeras filas. Entonces todas las bocas de calefacción estaban tapadas salvo las dos de adelante, una de ellas estaba debajo de mis pies. Luis y yo estábamos sentados en la misma fila y veníamos dormidos, pero por el olor a humo me desperté y lo desperté al Flaco. Le dije “Luis, bajemos porque está entrando el humo del escape”. Kilómetro 444. ¿Benito Juárez? Ah, Marcos Juárez…

Mono Fontana: Paró en no sé qué lugar y abrió como un buche donde estaría la calefacción. Directamente había fuego ahí adentro.

Guillermo Arróm: La Vieja ya estaba abajo pero había dos asistentes más durmiendo. Los despertamos y bajamos todos.

Machi: Veíamos que el conductor hacía unas maniobras con la calefacción, salía humo. Nosotros nos reíamos porque no nos dábamos cuenta de lo que estaba pasando. Lo hizo un par de veces y a la tercera en lugar de humo salió fuego. Ahí ya no nos reímos más…

Mono Fontana: Todo eso era madera, telas, los instrumentos, el PA, en un segundo hizo rac y chau.

Guille Arróm: El matafuegos del colectivo era de risa. En frente había una gomería 24 horas. Cruzó el gomero con un matafuegos grande, lo vació pero no se pudo hacer nada. Ahí nos dicen que llamemos a los bomberos, que eran los mejores de la provincia, con premios y todo.

Javier Piturro Guerrini (bombero, guitarrista de Post-Data): Es verdad, habíamos ganado varias competencias nacionales entre cuerpos de bomberos de otros lugares del país, también venían de Brasil a competir.

Ricardo Turco Tormos (bombero, ex bancario, sonidista): En esa época yo era Jefe de Cuentas Corrientes en el Banco Sudecor. Entraba a las ocho menos cuarto de la mañana pero siete y media ya estaba adentro. Ese día escuché el llamado por el handie y automáticamente sonó la sirena, que se escuchaba en todo el pueblo. Eran más o menos las ocho y veinte. El llamado decía un incendio de un colectivo en Ruta 9 y Urquiza. Dejé mi puesto de trabajo y me fui al cuartel donde ya estaban llegando todos los bomberos.

Javier Piturro Guerrini: Fui a ese incendio como bombero raso. Hacía un par de años que había ingresado, era un novato recién recibido. Salí con el autobomba y cuando llegamos al siniestro vi el colectivo y empecé a notar que sacaban equipos, instrumentos…

Daniel Sciángula (bombero, bajista de Post-Data): Hacía muchísimo frío. Ocho y media, nueve de la mañana. Escuché la alarma general y me fui al cuartel en una motito que tenía. El voluntariado es así: como no hay guardia permanente, cuando suena la sirena hay que ir al cuartel y los primeros que llegan salen. En el autobomba salimos cinco bomberos.

Guille Arróm: En ese ínterin, entre que llamamos y empezaron a llegar los bomberos, explotó la garrafa del mate que hizo un agujero en el techo. Por suerte, antes pude sacar mi guitarra Gretsch.

Ricardo Turco Tormos: Las dotaciones eran entre quince y dieciocho bomberos. Aquella vez salieron cuatro unidades: Incendio, Rescate, Abastecimiento y Ambulancia, por prevención. Nos habían dicho que había gente adentro del colectivo. Por suerte cuando llegamos estaban todos afuera pero la presión que había hacia nosotros era mucha y se sentía. Todos sabíamos del valor de las cosas que había ahí adentro.

Javier Piturro Guerrini: Llegaban las órdenes de los jefes que había que apagar el fuego, pero yo no quería tirar tanta agua porque sabía que los instrumentos se arruinaban.

Daniel Sciángula: En un incendio lo que no arruina el fuego lo arruinan los bomberos, eso es de cajón, porque hay que echar agua… Yo estaba a cargo de la dotación y sabía cómo había que hacer para no arruinarlos y creo que algo se salvó por cierto cuidado que tuvimos de no echar.

Ricardo Turco Tormos: Había mucho humo, algunas cubiertas del colectivo ya estaban prendidas fuego. En aquella época trabajábamos con máscaras y no con respiradores autónomos que es como se trabaja ahora. Y no teníamos trajes antiflama, usábamos mamelucos por lo que no podíamos tener mucha aproximación al fuego. Imaginate que debajo del overol yo tenía puesto camisa y corbata, la ropa que usaba en el laburo.

Javier Piturro Guerrini: En ese momento empezó a sonar el nombre del Flaco Spinetta. Yo no lo podía creer, directamente. Imaginate que tocaba en Post-Data desde 1979 junto a Daniel Sciángula y de repente lo teníamos ahí a uno de nuestros ídolos, a punto de perder sus equipos. No lo podíamos creer…

Guille Arróm: Uno de los bomberos bajó con mi equipo que en algunas partes tenía llamas y otras directamente eran brasas. “¿Dónde lo pongo?”, me dijo. “Tiralo que ya no sirve más y encima te podés quemar”, le dije. Luego me enteré que ese bombero era guitarrista, por eso pienso que debió sentir algo especial cuando vio mi equipo incendiado. Era un equipo Peavey…

Javier Piturro Guerrini: Peavey Bandit 75, me acuerdo perfectamente. Se lo había visto al propio Arróm tocando con Spinetta y me había gustado el sonido que tenía, era un sonidito que estaba como de moda en la época. Yo ya venía juntando guita para comprarme uno igual. Hasta que un día voy a Rosario, vidriera de Oliveira Musical: Peavey Bandit 75: “Uy —digo—el equipo de Arróm”. Entré, averigüé cómo se podía pagar y no sé, mil cuotas, pero me lo compré. Creo que en aquel momento además de su manera de tocar y su sonido, me impactó también la edad que tenía Arróm: tenía casi la misma que yo y pensaba “Mirá este pibe ya está tocando con Spinetta”. [Nota: Guille Arróm tenía 24 años cuando empezó a tocar con L.A.S en 1987.] A los pocos meses estaba intentando salvarle el famoso equipo Peavey. Increíble.

Machi Rufino: Hice una locura: con una bufanda me tapé la nariz y me metí a tientas a sacar mis cosas. Me podría haber quedado adentro del micro y hoy no estar contando el cuento. Aníbal Barrios abrió la puerta trasera y mi bajo Fender Jazz Bass American Standard estaba ahí nomás. Lo manoteó y lo sacó. Pero esa suerte no la tuvo ni Guillermo Arróm, ni Jota Morelli, ni el Mono Fontana. Nos quedamos en la ruta, abrazados, llorando, un desastre.

Ricardo Turco Tormos: El incendio en sí en quince minutos estaba controlado, pero el tema es que hasta que no sacaras todo lo que había adentro no lo podés dar por terminado. Puede haber elementos que parecen apagados pero siguen ardiendo. Hubo cosas como consolas o potencias que se salvaron porque estaban en un anvil, se prendía fuego el anvil pero no lo que iba a dentro. En uno de esos anvil había una consola TAC Scorpion. Hablando con los técnicos que viajaban en el ómnibus  me comentaron que en ese momento solamente había dos de esas en el país; una estaba en la empresa de Teddy Goldman y la otra ardiendo en Marcos Juárez.

Daniel Sciángula: Creo que me di cuenta que las cosas eran de Spinetta cuando ya estaba todo apagado. Fue algo muy sensible para todos. Más que músicos o fans del Flaco, ese día fuimos bomberos. En ese momento estás con una adrenalina que te desborda, luego por ahí te cae la ficha.

Ricardo Turco Tormos: Me entero de la presencia de Spinetta y su banda cuando termina el siniestro, cuando empezamos a tomar nota sobre quiénes eran las personas que viajaban. Obviamente me imaginaba que era una empresa o un grupo grande por la cantidad de equipos que llevaban. En un momento vi varios anvils con luces que decían Baglietto, por eso mientras apagábamos el incendio pensé que era Baglietto el que viajaba. No, eran cosas alquiladas a él.

Hugo Capoduro (ex cantante de Idea, fotógrafo): Siempre lo admiré al Flaco. Mi hijo varón se llama Valentino, como uno de sus hijos. Idea fue uno de los primeros grupos que hubo en Marcos Juárez, entre el 69 y el 76. Tocábamos “Muchacha”, “Despiértate nena” y ni hablar “Rutas argentinas”, todo el mundo bailaba con esa. A Luis lo escucho desde mis quince años más o menos. El Flaco tiene solo tres años más que yo, él es del 50 y yo del 53. Ese día hacía un frío de matarse pero recuerdo que era muy soleado. Alguien me avisó que en la ruta se estaba quemando un colectivo con instrumentos musicales. Agarré la cámara y me fui para allá. Cuando llego lo veo a Spinetta bajando del colectivo: no sé cómo hice para mantener el pulso y hacer foco, estaba temblando.

Daniel Sciángula: Lo recuerdo a Spinetta muy angustiado, vestido con un jogging y una campera y como que no caía en lo que estaba viviendo. Lo recuerdo caminando… Había una gomería cerca y el Flaco caminaba, iba y venía, totalmente ido, como en shock…

Guillermo Arróm: Fuimos sacando las cosas y cuando sacaron mi guitarra prendida fuego nos agarró el llanto. Era mi Ibanez. Lo último que hice con esa guitarra fue grabar el solo de “La bengala perdida”. Todavía conservo el mango calcinado de esa viola.

Javier Piturro Guerrini: También me acuerdo que ese día le dije a Guille Arróm que se llevara mi Peavey a Córdoba para hacer el show y luego me lo devolvía. Teníamos el mismo equipo.

Hugo Capoduro: Con el tiempo me di cuenta que la guitarra que tiene mi hija —que toca en una banda en Rosario llamada Prima Limón— es una Ibanez Roadstar como la que Guille Arróm perdió en Marcos Juárez. La guitarra de mi hija es del 84 no sé de qué año habrá sido la de Arróm.

Guillermo Arróm: Creo que mi Ibanez era del 84, pero no estoy totalmente seguro de eso.

Aníbal La Vieja Barrios: Había una consola nueva, toda la batería Remo de Jota Morelli totalmente prendida fuego, el Oberheim del Mono Fontana. A Machi le salvé el equipo y el bajo, cada vez que me ve me lo agradece.

Guillermo Arróm: A todo esto la noticia ya estaba en televisión y nosotros no habíamos podido hablar con nuestras familias. No había celulares, hubo que caminar hasta un teléfono público para poder hablar. También se había decidido aceptar la ayuda de la Mona Jiménez, que nos mandaría un micro y nos prestaría sus equipos e instrumentos para poder tocar esa noche en Córdoba. Mientras esperábamos el micro, Mariano López, que era el ingeniero de sonido, pidió un cable a un galpón que había al lado y empezó a probar los equipos.

Machi Rufino: La Mona Jiménez nos prestaría un micro y los equipos para hacer el show. Nos miramos y dijimos “Vamos a Córdoba”.

Ricardo Turco Tormos: Los bomberos nos retiramos cerca de las once de la mañana pero casi todos luego volvimos de forma particular. Ya se sabía que la Mona Jiménez les enviaba un colectivo, la notica ya estaba en los medios. A la tarde eso era un mundo de gente, como cuando llegaba un circo al pueblo.

Guillermo Arróm: Con todas las cosas que no servían más comencé a hacer como una escultura en un cardo. Colgaba todo en un cardo enorme que había en el lugar. El Mono Fontana me miraba como diciendo “¿Qué está haciendo este salame”? Pero luego se empezaron a prender todos y colgaban sus walkmans hechos pelota, los aros de la batería, el [Yamaha] DX100, qué se yo… Incluso muchos años después, en una nota, Luis dijo que eso lo había exorcizado un poco de la mala onda del momento.

Javier Piturro Guerrini: Varios de nosotros volvimos más tarde a lugar del incendio. Me acuerdo que nos pusimos a hablar con Machi Rufino, que para nosotros era una gloria por Pappo’s Blues, por Invisible. Lo masacramos a preguntas. Pobre Machi, debió haber estado destrozado por el momento que estaba viviendo y encima encontrarse con que los bomberos eran sus fans.

Daniel Sciángula: No recuerdo haber hablado con nadie. Había un clima muy tenso, era una tragedia para los músicos y para nosotros también, que sabíamos bien lo que habían perdido.

Javier Piturro Guerrini: Había mucha tensión pero en un momento de la tarde los músicos se relajaron, cuando ya se había apagado el fuego y esperaban el colectivo de la Mona Jiménez. Éramos fans de Pappo’s Blues, de Invisible, de Pescado Rabioso, yo no podía creer todo eso.

Mono Fontana: No podías creer que eso retorcido había sido el bombo de la bata. Estuvimos ahí como mil horas, diez u once horas, en el medio de la nada, no sé dónde era que estábamos…

Daniel Sciángula: En una época me agarró la manía de querer tener un recuerdo de cada incendio. En cada incendio me llevaba algo que obviamente ya no tenía ninguna utilidad más que para mí. Y esa tarde agarré un pedazo del parche del bombo de la batería Remo de Jota Morelli. De algún modo todos llorábamos las pérdidas que habían tenido. Calculá que ver una viola como esa [la Ibanez de Arróm] quemarse… Nuestro baterista tenía una Colombo, imaginate lo que es ver una Remo incendiarse, o la consola, cosas que para nosotros eran inalcanzables.

Javier Piturro Guerrini: Encontré una púa del Flaco en medio del desastre. Me la guardé. O sea: el primer disco que yo tuve fue Durazno sangrando de Invisible. Todavía tengo aquel ejemplar en vinilo. Escuché eso de pibe y me explotó la cabeza. Escuchabas eso en Marcos Juárez en los setenta y eras un extraterrestre.

Hugo Capoduro: Durante años tuve la foto de Spinetta mirando la nada en la vidriera de mi negocio, al lado de novias y chicas que cumplían quince años. Siempre tengo esas fotos a mano, si alguien que viene a mi casa no conoce la historia se la cuento: el día que Spinetta estuvo en Marcos Juárez. No me lo olvido más.

Mono Fontana: Desde entonces yo siempre tengo el estuche [del teclado] al lado mío, siempre. Eso me quedó de aquella vez. Pensaba que si hubiese tenido el estuche al lado podía haber zafado el teclado. Hay un montón de fotos donde estoy con el estuche en la mano, como si me estaría por ir, como si estuviese por viajar.

Machi Rufino: Cuando llegó el micro [de la Mona] yo no me sentía los pies del frío que hacía. Llegamos a un hotel del Automóvil Club en la entrada de Córdoba y me di una ducha con agua prácticamente hirviendo. De ahí nos fuimos al club y tocamos. No sé si tocamos bien o mal, seguramente tocamos como la mona [sic], pero la gente nos recibió con mucho cariño.

Guillermo Arróm: En Córdoba había cuatro o cinco guitarras que me prestaron músicos cordobeses, creo que todas eran Fender Stratocaster. En un tema toqué con alguna Strato pero no me sentía cómodo con el grosor de las cuerdas.

Mono Fontana: La Mona me mandó un teclado que era como un sampler que tenía un sonido de corno francés y otro de vidrios rotos…

Machi Rufino: Recuerdo ciertos problemas a nivel técnico porque Jota Morelli tocaba sobre ciertas secuencias grabadas de batería, sonaban las dos cosas. Supongo que eso no se pudo hacer. Pero fuera de eso tocamos a pulmón los temas y en ese momento la banda estaba muy ensamblada, funcionaba como un reloj, supongo que más o menos debe haber sonado.

Mono Fontana: Alguna vez alguien me ofreció el audio de ese show y le dije “No, dejá…”. Estábamos hechos bolsa moralmente. Al principio dijimos sí, vamos a tocar, pero luego cuando pasaron diez horas estábamos hechos bolsa. Tocamos igual pero viste… Nada, a un nivel la sacamos barata.

Guillermo Arróm: Una de las apreciaciones que hicimos con Luis en aquel momento fue que nuestra perfomance en ese show de Atenas fue quizás la peor de nuestras vidas.

La peor perfomance de nuestras vidas, según las palabras de Guillermo Arróm, es en verdad un concierto más que decente para el público que se aguantó un delay de más de cuatro horas con respecto a la hora programada. La música que se escucha en la grabación pirata del célebre show de Atenas en la madrugada del 10 de junio de 1988 (en YouTube apareceetiquetada por el usuario Spinetta Bootlegs con una fecha incorrecta: 11/07/1988) no parece hecha por personas que acaban de atravesar una pequeña tragedia. Es un concierto breve, cincuenta minutos de Spinetta modelo ‘88. La lista de temas está hecha con material de Privé(“Pobre amor, llámenlo”, “Rezo por vos”), La la la (“Asilo en tu corazón”), Los niños que escriben en el cielo (“La herida de París”) , Madre en años luz (“Camafeo”, “Ludmila”, “Diganlé”) más el bis de “Despiertate nena” y “Bisogné”, un instrumental del Mono que solían tocar en aquella época (hay otra versión disponible en una actuación en ATC en 1987). Es decir, si Téster de violenciaestaba medianamente grabado hacia esta época (o completamente, tal como dicen los créditos del LP), esa noche, y comprensiblemente, no mostraron nada del futuro álbum. Algunos detalles de la música de aquel Atenas: “La herida de París” es cantada por Spinetta como si estuviese en medio de un ejercicio de meditación zen, como si nada del mundo exterior pudiera afectarlo; o el solo de guitarra Gretsch de Guillermo Arróm en “Diganlé”: ¿cómo se puede tocar así luego de lo que pasó? A propósito, luego de “Dingalé” Spinetta hace referencia al incendio:

“Hemos perdidos un montón de instrumentos y realmente…. [una voz lo interrumpe] Dejame hablar, loco. ¡Dejame decir algo! Pero este instrumento no lo vamos a perder nunca, tu cariño flaco [se dirige hacia alguien del público] y el de cualquiera de ustedes. Eso es todo. No obstante ahora vamos a tocar ‘Camafeo’, para que lo guarden bien acá. Gracias.”

Presumiblemente el primer solo de “Camafeo” es de Spinetta con su icónica (y rescatada) guitarra Steinberger. De nuevo: nada mal para la peor performance del Flaco. En la coda de “Rezo por vos” Spinetta no olvida de decir, como era habitual en su versión en vivo de “Rezo” pero especialmente esta noche, “vivo en mundo material, un mundo material”. Hacia al final, antes del último tema (“Despiértate nena”), Luis Alberto dice: “Entiendan que estamos casi quemados, je”.

Jorge Kasparián (fan cordobés): Estaba programado a las nueve de la noche. El Flaco no venía a presentar nada. Téster todavía no había salido y por Canal 10 no enteramos al mediodía que se le había prendido fuego el colectivo. No se sabía si el show se hacía o no. Nosotros llegamos a Atenas siete y pico de la tarde a ver qué pasaba. Hicimos una cola eterna con un frío tremendo y recién dieron puerta a las dos y media de la mañana. Había una cantidad importante de gente pero cuando empezó el show no había más de quinientas personas. Todo el mundo estaba incómodo y cansado. Creo que sonó demasiado bien teniendo en cuenta el quilombo que habían atravesado. Fue un show corto, de diez temas y el Flaco lo terminó hablando, pidiendo comprensión. Había mucho nervio en el ambiente, eso se notaba. Habrá terminado cuatro y media de la mañana. Nosotros nos fuimos contentos: habíamos visto a Spinetta.

En la madrugada del sábado 10 de junio de 1988, casi 24 horas después de salir de Buenos Aires en un micro que olía a gasoil, Spinetta tenía algo más para decir desde el escenario de Atenas:

“Queremos agradecer a los bomberos voluntarios del kilómetro 444, gente que salvó muchísimos equipos, otros no pudieron ser salvados. Salvaron gran parte del material. Por otro lado queremos agradecer a un ídolo cordobés, la Mona Jiménez, que tan gentilmente puso su transporte para Spinetta, igual están Stevie Wonder y Julio Inglesias [sic]. Eso es más que solidaridad, eso es un sentido profesional y debo agradecerlo de todo corazón. Y por supuesto muchas gracias a ustedes por haberme esperado. Sepan que el Flaco casi no es hoy.”

Notas:

1) Las entrevistas a Machi Rufino, Mono Fontana, Guille Arróm y Aníbal La Vieja Barrios fueron realizadas originalmente por el periodista cordobés Lucas Fernández para su programa de Radio Nacional Córdoba Mama Rock.2) Los testimonios de Spinetta y Eduardo Berti fueron publicados en Spinetta. Crónica e iluminaciones.

3) Un agradecimiento especial a Hugo Capoduro por las fotografías que ilustran esta nota. La foto de Machi fue cedida por Daniel Sciángula. También a Diego Branciari y Mauro Villarruel de los Bomberos Voluntarios de Marcos Juárez.


Roque Di Pietro es periodista y escritor. Es autor de “Esta noche toca Charly”.

Fuente: laagenda.buenosaires.gob.ar

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